El poder cambia de manos para catalizar los movimientos: nuestro recorrido en la concesión inclusiva de subvenciones

Traspaso de poder. Estas tres palabras están en el corazón de la visión y del cometido principal del Fondo de Igualdad. Todos los días vemos cómo los movimientos feministas están abordando los mayores desafíos mundiales: generando soluciones duraderas y escalables para cuestiones que parecen irresolubles, como la desigualdad, el cambio climático y los conflictos. 

Al mismo tiempo, vemos cómo los enfoques tradicionales de la filantropía y del desarrollo se pierden este potencial desde el principio al mantener el dinero y el poder en las altas esferas y dejar a los movimientos feministas sin los recursos ni la agencia que merecen para construir el futuro que todxs necesitamos. 

Este blog amplía información sobre las siguientes áreas principales de la labor de concesión

inclusiva de subvenciones del Fondo de Igualdad:

  • Nuestro recorrido en la concesión inclusiva de subvenciones
  • Nuestra línea temporal
  • Nuestros cinco principales aportes

Por su propia concepción, el Fondo de Igualdad desafía el statu quo. Es una promesa colectiva de desbloquear capital para dar rienda suelta al pleno potencial de los movimientos feministas. Juntxs, estamos reimaginando los enfoques de la filantropía, la inversión y la financiación gubernamental al mismo tiempo, con un modelo que traspasa recursos sostenibles y escalables a los movimientos feministas para toda una vida. 

En el fondo, que el poder cambie de manos tiene que ver con muchas más cosas y no solo con lo que financiamos. Demanda que examinemos cómo dotamos de recursos a los movimientos y cómo alteramos las prácticas coloniales y patriarcales que siguen estando tan enquistadas en nuestro ámbito. Implica pasar de las palabras a la acción, una voluntad de experimentar y cocrear nuevos enfoques sobre las prácticas de gestión y financiación. Y entre tanto, tenemos que determinar muchas más cosas. Estamos comprometidxs a hacer este recorrido y a compartir lo que estamos aprendiendo en el camino. 

Concesión inclusiva de subvenciones

Cuando concebimos y emprendimos el Fondo de Igualdad, nos propusimos hacer honor a lo que creemos y a un compromiso profundo con la solidaridad, la responsabilidad y la transparencia con los movimientos. Al empezar el Fondo de Igualdad, trabajamos con la Asociación por los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID) para consultar a activistas feministas de todo el mundo. 

En el informe de AWID, Grandes esperanzas y grandes expectativas para dotar de recursos a los movimientos feministas, los movimientos feministas destacaron lo importante que era una concesión inclusiva de subvenciones donde se diera prioridad a que las decisiones sobre financiación estuvieran en manos de las comunidades por principios y por eficacia. Eso también resuena en las conversaciones que se están manteniendo ahora en Canadá, donde se subraya “la importancia de abandonar las prácticas etnocéntricas e imperialistas por las cuales donantes y expertxs del norte global imponen soluciones cuestionables a países y comunidades desfavorecidas históricamente y que dependen de donaciones”. Al escuchar y responder a estas conversaciones, quedó claro desde un principio que el Fondo de Igualdad usaría una estrategia fundamentada por la comunidad para velar por que se produzcan los traspasos de poder necesarios para respaldar un movimiento mundial hacia una filantropía y una financiación más descolonizadas. 

Durante ocho meses, concebimos y pusimos en práctica un proceso comunitario para tomar las decisiones sobre la concesión participativa de subvenciones en nuestro programa inaugural de subvenciones Catalizar. Mediante una colaboración dinámica entre el Fondo para el Desarrollo de las Mujeres Africanas (AWDF) y el Fondo de Igualdad, el AWDF lanzó una convocatoria de propuestas en todo el continente africano y al final seleccionó a 42 organizaciones feministas de base para que reciban financiación. El Fondo de Igualdad lanzó una convocatoria para Asia, el Pacífico, América Latina, Europa del Este y Oriente Medio, en la que fueron seleccionadas 30 nuevas copartes. Entre una convocatoria y otra, suman 72 subvenciones que alcanzan un total de 4.365.632 de dólares. Averigüen aquí más sobre nuestras copartes.

Para que el Fondo de Igualdad seleccionase a las 30 nuevas copartes, trabajamos con una comisión consultiva global —un grupo de diez líderes feministas que daban apoyo a nuestro proceso decisorio mediante recomendaciones y opiniones sobre la selección de nuestrxs nuevxs cómplices—.

La siguiente infografía traza nuestra línea temporal paso a paso y desentraña cómo pusimos en práctica nuestro primer proceso participativo de concesión de subvenciones y destaca los elementos y los principios clave necesarios para llevarlo a cabo conforme a nuestros principios feministas. 

Nuestra línea temporal

Nuestros cinco principales aportes

Además de documentar y contar nuestro proceso general, queremos compartir algunos de los elementos más profundos de cómo lo hemos vivido, qué hemos sacado de ello y que nos llevamos aprendido. A continuación, nuestros cinco aprendizajes y conclusiones más importantes reunidos a través de conversaciones reflexivas con integrantes de equipos de todo el Fondo: 

1. Un fondo muestra sus valores y sus intenciones no con sus palabras, sino con cómo da financiación y a quién. 

Al constituir el Fondo de Igualdad, nos propusimos ir más allá de los mensajes que cada vez son más habituales en nuestro sector y pasar más a la acción real. Nos impulsamos a hacer lo correcto con integridad y propósito, incluso mientras seguíamos aprendiendo. La filantropía feminista es un acto político que pretende desafiar y transformar las nociones de poder, privilegios y recursos. Nuestro modelo quiere estar a la altura del momento que vivimos y poner fondos directamente en las manos de líderes que sean mujeres, niñas, jóvenes y personas no binarias y que luchen por la igualdad, la justicia y la transformación, en lugar de dar respuestas superficiales o a corto plazo. 

Crear la Comisión Consultiva Global (CCG) con diez líderes feministas excepcionales fue una de las manifestaciones cruciales de nuestro compromiso. Esa comisión y nuestra comunidad principal desempeñaron una función instrumental para velar por que la responabilidad feminista estaba en el centro de nuestro enfoque, para mantenernos fieles a la concesión inclusiva de subvenciones, a las estrategias fundamentadas por la comunidad y a nuestros Principios de financiación feminista. 

Además, nos aseguramos de que crear la CCG no fuera otra cosa más, sino una experiencia significativa. Nos esforzamos por generar un espíritu comunitario al conocernos y apoyarnos según vamos atravesando estos momentos sin precedentes (y a veces nos falla la conexión a internet). Seguimos aprendiendo de esta primera ronda, y sabemos dónde podemos mejorar y pulir nuestro planteamiento gracias a los comentarios que recibimos de lxs integrantes de la comisión y lxs consultorxs. 

Gracias a la CCG, nos enorgullece haber seleccionado a los 30 grupos diversos que trabajan en cuestiones interconectadas de justicia racial, los derechos de las mujeres indígenas, trabajadorxs precarias, trabajadorxs migrantes, las necesidades de mujeres refugiadas y desplazadas, así como la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Pueden leer sobre estos valientes grupos aquí. 

2. Involucrar a las comunidades en la toma de decisiones no es un binarismo, sino un espectro.

En principio, la concesión participativa de subvenciones va cobrando más fuerza y recibe más atención en la filantropía. Sin embargo, lxs financiadorxs siguen sin saber muy bien cómo llevar a la práctica una concesión participativa de subvenciones, y les cuesta intentarlo por miedo a cometer errores. Así nos sentimos nosotrxs también, pero decidimos que había demasiado en juego como para no empezar, incluso si teníamos que ir ampliando y aprender sin cesar en tiempo real. Nos aventuramos y lanzamos el programa de subvenciones Catalizar, manifestando nuestra intención de utilizar una estrategia fundamentada por la comunidad para tomar decisiones. 

El contexto urgente de la pandemia aumentó la presión para que cumpliésemos nuestras intenciones. Además, tuvimos que reconocer que nuestro rápido crecimiento y la estructura necesaria para gestionar fondos bilaterales presentaban limitaciones. Lo tuvimos en cuenta y nos decidimos por un modelo de comisión consultiva que nos permitiría implicar a la comunidad y aprovechar la pericia colectiva para tomar decisiones fundamentadas dentro de un marco temporal concreto y una estructura que se puede gestionar. Seguimos aspirando a profundizar en modelos participativos en un futuro como los que utilizan nuestros iguales, como FRIDA, pero también admitimos que estamos en un viaje y acogemos la idea de que existen muchos caminos hacia la concesión participativa de subvenciones. 

3. Sería un fracaso que, al ser un fondo del norte global, no rindamos cuentas a los movimientos a los que servimos en el sur global. 

Desde hace demasiado tiempo, la filantropía y el desarrollo global han buscado enfoques que fueran una fórmula mágica para un cambio sistémico vertical. Pero después de muchos años y muchos miles de millones de dólares, sigue sin verse un cambio duradero. Lo que necesitamos más bien es un diálogo y una responsabilidad profundos con la comunidad y los movimientos: las mismas personas que viven más de cerca los desafíos y en las que residen las soluciones más prometedoras para los mismos. Nuestro enfoque fundamentado por la comunidad es una de las muchas maneras en las que respetamos nuestro compromiso de ofrecer una alternativa a los planteamientos de financiación del pasado, una que haga honor y ensalce la sabiduría de movimientos y comunidades como catalizadores clave de un cambio duradero en millones de vidas. 

Entre las medidas que se han adoptado durante la pandemia de COVID-19 están los confinamientos, la interrupción de los viajes internacionales y el distanciamiento social, lo que ha subrayado que el sistema internacional, a pesar de contar con muchos recursos y ser de gran envergadura, no era el mejor posicionado para responder a la crisis. En su lugar, los grupos y los movimientos locales estaban preparados para responder a las necesidades de las comunidades y abordarlas. No es nada nuevo. Ante una crisis, los grupos locales de base mantienen las relaciones más profundas y saben exactamente cómo actuar para respaldar a sus comunidades. Es evidente que necesitamos procurar la pericia de dichos grupos para fundamentar nuestra concesión de subvenciones. 

Algunxs pueden considerar esto localización, pero para nosotrxs involucrar a lxs líderes feministas de esas comunidades en nuestra toma de decisiones significa que la concepción de la solución y sus repercusiones están en manos de la comunidad. Con el paso del tiempo, y según vamos generando confianza con las copartes, estamos consolidando un conocimiento más profundo de cómo están cambiando y transformándose las cosas, y eso significa que podemos responder en tiempo real de manera proactiva y adecuada. 

4. Tenemos la ocasión de reescribir las normas sobre el riesgo (y de asegurarnos de que nos solidarizamos con los movimientos globales). 

Más allá de nuestra responsabilidad fiduciaria, nuestras relaciones con los movimientos feministas nos impulsan a pensar sobre el riesgo y a gestionarlo con más matices y responsabilidad. ¿Cómo reconocemos los riesgos que asumen nuestrxs copartes cada día en su labor por un cambio transformador? ¿Cuáles son los riesgos de no financiar dicha labor? En el mundo empresarial, se considera necesario asumir riesgos y a menudo tiene recompensas, así que ¿por qué no mostrar atrevimiento como financiadorxs? 

Sabemos que es crucial contar con el apoyo de las comunidades para nuestra toma de decisiones. Las aportaciones de los grupos y los movimientos del lugar fundamentan mejor nuestra concesión de subvenciones y nos prepara para ello, mucho mejor de lo que podríamos haber logrado solo con nuestra perspectiva en el norte global. 

5. La autenticidad tiene poder al compartir lo que hemos aprendido como financiadorx para alentar conversaciones sinceras y transformadoras. 

Hemos aprendido a hacer progresos, no la perfección. En realidad, los procesos participativos no son solo una forma de tomar decisiones sobre financiación, sino una experiencia de transformación de cómo ejercemos el poder. Consideramos que lxs financiadorxs pueden incluir a las comunidades en el proceso decisorio y que deben hacerlo. También sabemos que este planteamiento no es fácil y que precisa de espacio para probar, fracasar, aprender y reimaginar. 

No ha sido siempre fácil, pero hemos progresado —a nuestra manera propia y auténtica— mediante una escucha atenta junto con nuestrxs asesorxs, nuestra comunidad y entre nosotrxs. Y sabemos todo el camino que nos queda por delante, juntxs. En el fondo, involucrar a nuestra comunidad en nuestra toma de decisiones siempre pone en el centro la responsabilidad, la transparencia y mantenernos fieles a quienes somos. Y eso ha venido para quedarse. 

Gracias a Devi Leiper O’Malley y Swatee Deepak por dirigir y recopilar las conversaciones de reflexión con Wariri Muhungi, Remie Abi-Farrage, Marine-Celeste Kiromera, Sue Snider, Beth Woroniuk, Jess Tomlin, Katy Love y Ruby Johnson.

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